jueves, 29 de abril de 2010

Supongo que ZAPATOS

De repente las letras quisieron salir, antes de cualquier falta de postura, mis manos no quieren perseguirlas, pero mi estado psicológico e inmune, me dice que no tengo porque dejarlas despabilarse sin testigo ocular.


La locura se ha vuelto manía, las acuarelas y el cigarrillo que no he fumado hace más de un mes ayuda, supongo que la normalidad y crueldad de saber que aún sigo cuerda, es afectivo a las entrañas de cualquier ente que marca el lodo con zapatos. (Pero) YO NO TENGO ZAPATOS.


Estando en un colchón sin cama, con un desorden que me da cuidado, solo me levanto y el espejo me persigue, me pregunta: ¿podemos hablar de otro tema? Ya está todo guardado, las cosas están bajo candado. Mejor no hablar de eso le digo, (Pero)

DONDE ESTÁN MIS ZAPATOS!


Creo que no me puedo acostumbrar a los nuevos, por eso no los uso.

Me preocupa cumplir con esa condena, porque no hablo más que el idioma de los enamorados.

Estoy accidentada, y es en las noches de insomnio, cuando ya las manos están cansadas, los colores ya duermen, el cansancio desfila en las horas Y el sueño no aparece.

Es cuando salgo a la terraza, veo todo oscuro elegantemente callado, y solo mirando el cielo mi anhelo canta y canta y canta.

Pienso en el amor, y esta vez en la muerte.

Es así la muerte? Un sentimiento que no muere pero que la forma física si?

Así deben ser los amores marchitos? Es así como se siente un olvido?


Qué es olvidar?

Según las arquidiócesis de la lengua dice que es un “Hecho de dejar de hacer una cosa que debe hacerse”


Yo solo me digo.

NO ESTOY PREPARADA PARA NUEVOS ZAPATOS.



Nota:

Los gritos forman parte de la elegancia del sentimiento, la música solo me acompaña y me da respuestas ajenas al conocer.

La carga se hace pesada y yo solo las despojo en este rincón.


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