domingo, 25 de abril de 2010

Ganas desprevenidas


Vengo de una fiesta, mucha gente bailaba y cantaba, al final antes de irnos, empezaron los hijos de la homenajeada a cantar tangos y boleros, yo con mi cartera en el hombro y la mirada en el carro y mi papá, de repente sentí un desmayo en mi interior, la fuerte y decidida Paola, se dejó detener y envolver por melodías que hace mucho tiempo había evitado escuchar, con los ojos rojos y cansados (por no usar los lentes, los volví a perder) me senté y la ansiosa por irse empezó a escuchar y ver las melodías que envolvían una piscina celeste y muchos cuerpos de colores mezclados.


La música es en sí todo un corazón que no tiene remedio, es algo espiritual, tiene poder, puede hipnotizar y llegar al subconsciente, la música gobierna al mundo, endulza las costumbres, consuela al hombre en la aflicción, es hija del cielo, es una disciplina; es una educadora; hace a las personas más dulces, más amables, más morales, más razonables, vuelve a enamorar, desempolva recuerdos, hace llorar, hace reír, hace latir más fuerte el corazón.


Pensando esto, no he dejado de saborear y seguir digiriendo el presente, imaginando y soñando aun más el futuro de mi vida, sin detalles al respecto y dirigiéndome a los hechos , quiero desde ya muchas cosas y la impaciencia me va agarrando de la mano, haciéndole una jugada extraña al tiempo que me rodea.

Tengo una sonrisa extraña en mis labios, y es que al escuchar tantas notas juntas estos labios secos necesitaron a gritos unos besos de caramelo.


Besos de una boca que no hay, besos de una boca que no puedo saborear, besos y mas besos!


Hoy dormiré con ganas de un beso dulce, suave, intenso, rojo, y enamorado.


Y todo esto, por la música, si tan solo minutos antes me hubiera ido de allí, estuviera ahora mismo durmiendo y no con las ganas y sentimientos que llevo conmigo ahora.


ay la música!!!

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