miércoles, 9 de junio de 2010

SOLEDAD


Desnuda y frente al espejo, olvidando su vida pretende averiguar cuántos años tiene, cuántas veces ha hecho el amor, cuantas veces ha tenido solo sexo, cuantas besos ha dado, cuantas cicatrices en el alma va llevando.

Sola en su cuarto a mediana luz, ve su cuerpo e imagina las manos que últimamente la tocaron, imagina su cuerpo en una cama, y el sudor que alguna vez lo maquilló. Se ve sola, en medio de una oscuridad que va trayendo aventuras al azar, besos que mueren en cada fin de semana, abrazos y palabras de consolación que se marchitan por seguir en su soledad.

Se viste, y descalza sale a caminar los diez metros por cinco que tiene disponible, observa el cielo y su cuerpo se desnuda, sintiendo el brillo de las estrellas en su pecho y en los muslos de sus piernas, se recuesta en aquella hamaca que la vio sonreír alguna vez, escuchando de fondo a Ennio Morricone, de sus ojos y por el frío derrama una lágrima, y en ella va el millar de sensaciones y recuerdos que pasaron por su cabeza como una estrella fugaz.

Su corazón no deja de latir, y se abraza, sola, en medio de todo ese frio que es el único que recorre su cuerpo, ve el cielo con los ojos grandes e imagina a todas las personas durmiendo, a quienes tienen el honor de tener a un compañero, abrazarlo y sentir su presencia en sus días y en sus almas, en todos aquellos que están sudando en ese momento, en los que se hablan de a lo lejos , en los que se escriben cartas, en los que se anhelan, en los que se separan en los que se reconcilian, pensó también si alguien más estaría pensando en ella, si alguien más estaría viendo el cielo y sus estrellas igual que ella.

Se siente tan sola, en las noches cuando todos duermen, ella sale a sus metros a ver siempre el cielo, y se pregunta si en ese momento alguien está pensando en ella, si ese alguien está viendo el cielo igual que ella, si alguien la piensa igual que ella.


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