Como acto de purificación de borrón y cuenta nueva, a pesar del saber lo que perdería, hace algún tiempo borré de mi alcance mucha información que había cuidado como mucho sentimiento.
Pensé en ese día que no había ya nada que pudiera yo buscar en algún momento de abuso emocional, no porque haya dejado de sentir, sencillamente por no volver a sentir lo que la vida y la contraparte me había demostrado: incertidumbre, falsedad.
Hoy, con la noche encima y el aire frío y cálido del ambiente, después de un repertorio de Ana Belén, Buika, Serrat, Pablo Milanés y no podía faltar Joaquín Sabina. En fin los ojos me traicionaron, por segunda vez. Y creo rotundamente que debemos tener cuidado con las palabras, con expresar algo y luego demostrar que nada de eso fue cierto. Hay que tener cuidado con las intensidades, y no confundirlas con la libertad de expresión.
Aunque piense que nada es de nadie, que no pertenecemos a nadie más que a uno mismo, no pierdo las ganas de ser solamente de un amor, de un alma y así mismo sentir lo mismo fuera de mi.
El amor de verdad, el duradero, el sincero, el puro y transparente, si existe, yo sé que existe.
Lo sentí, y sé que la vida me traerá nuevamente ese sentimiento. Lo sé.
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